La vida llena de altibajos que desconsiertan el sentimiento interno de mi alma. Cuando el día viene, la noche siempre la persigue y trae siempre malos recuerdos que atormentan la ira dormida.
Aquel sentir depresivo que solo escondo por un momento, pero el cual siempre esta activo para despertar y alterar mi calma.
Aquellas lagrimas muertas reviven para gritar mi sufrimiento, las paredes ya no me hablan y el daño que provocan es irremediable, cuando ellas me prometieron fidelidad eterna, parece que ahora ya no les importo.
De la noche solo me quedo con el frio que congela los pocos estragos de una felicidad efimera y salvaje.
Del día, solo reservo la sombra de un arbol seco y las piedras enterradas en el llano solitario y triste.
Del viento, solo la brisa que choca con mi rostro apagado me conmueve y me derrite en hielo seco que se esfuma en el cielo casi azul.
De la mañana, no extraño nada y de mañana nada queda, solo en nada me convierto, y a la nada me dirijo.
Las miradas extrañas son la única compañia en esta soledad tan desolada, una a una mis lagrimas son contadas al caer al piso.
De esta tierra vengo, pero de la cual ya no pertenezco, sin rumbo me encuentro y mi destino extraviado sigue en busca de mi ser. Cuando el me vea, solo asi mi tristeza me arrullara y dormire por siempre y como siempre, en la nada.
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