jueves, septiembre 10, 2009

PRIMERA EXPERIENCIA

Hace poco más de 10 años, una tarde cualquiera se convirtió en el momento justo donde inició mi gran pasión…
Al fin había encontrado una nueva forma de expresión personal. Algo único que era capaz de trasmitir infinidad de sentimientos, sean estos ambiguos o inexplicables, han sido sentimientos únicos que han dejado huella a lo largo de mi vida.
Hasta ese día yo miraba el cine sólo como una forma de entretenimiento común, alguna forma de perder el tiempo o motivo de reunión con los amigos (una manera extraña de compartir el momento en un lugar donde no se convivía mucho). Ir con la novia era clásico, claro que todos sabemos que no las llevábamos sólo para ver la película…
En fin, la verdad que en esa etapa el cine no provocaba en mí esa pasión que ahora se desborda. Tan sólo eran películas pasajeras que olvidaba al salir de la sala, o a menos que el tema saliera en alguna conversación.

Esa tarde, sin ser muy especial, sino, más bien todo lo contrario; una película logró un gran cambio radical en mí… Gracias a la “Crónica de un Desayuno” (Benjamin Cann, 1999) comencé a ver el sentido real de las cosas. En ese momento fue algo inexplicable, algo que sentía, pero que no podía descifrar aún. Ese mundo de imágenes en movimiento alcanzaba su punto más alto en mi alma. Con cada segundo que pasaba tenía la sensación de ver flotar en el aire cada uno de esos 24 cuadros que iban a conformar lo que ahora es mi persona. Fue un acercamiento inexplicable y sin planearse. Todo cambió tan rápido y de una manera radical. Veía por vez primera al cine verdadero; un cine plagado de emociones y sentimientos que hacían ver lo real de nuestra sociedad y de nuestras vidas; sin tapujos, un cine único. La forma más grande de expresión jamás experimentada.
Poco a poco comprendía que el cine era algo más que entretenimiento barato y superficial. Podía ser mucho más que aquellas historias banales y baratas que se basaban en el puro entretenimiento y que sólo hacían ver lo triste y patético de nuestras vidas. Como alguna vez dijo el gran cineasta danés, Lars Von Trier: “Hollywood es un cine que necesita de todos esos efectos especiales para cubrir sus malas historias y que además, nos obligaban a ver”

Debido a esa experiencia me acerque más a aquel cine catalogado como cine de arte, de culto o de autor. Al poco tiempo fui descubriendo joyas cinematográficas inigualables de grandes cineastas de todo el mundo, aquellos que se preocupaban por crear historias complejas y que nos hacían sentir muchas emociones. Obras maestras que con el paso del tiempo nos siguen enseñando lo maravilloso de este arte que envuelve almas al unísono.
Con cada película nueva que veo me doy cuenta del difícil camino que se necesita recorrer para llegar hacer aunque sea una pequeña parte de esas obras maestras.
En un encuentro con el cineasta estadounidense, Todd Solonds, hubo una frase que me dejo marcado y que ahora aplico como una filosofía dentro del cine:
“Si al salir de la sala, la película no provocó nada en ti, has malgastado tu dinero en banalidades sin sentido.”

Gracias a estas experiencias y al conjunto de imágenes que me hacen vibrar y que hacen que pueda llorar de emoción ante tal magnitud… gracias a esto hago del cine mi gran pasión!!!


“…voy a cambiar las llantas… las cuatro; estas no me han llevado a ningún lado”
Crónica de un Desayuno

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